¿ERA DE FIAR ORIOL?

Núria, madre de Judith

En Junio del 2000, mi hija Judith recibía muchas llamadas de teléfono de Oriol, siempre muy correcto y simpático a la vez: ¡Hola! ¿Está Judith? ¡Soy Oriol!

Bueno, al empezar las vacaciones las llamadas de Oriol a casa eran constantes, cuando oía su voz yo sabía enseguida quien era.

Personalmente hasta el mes de Julio no lo conocí, cuando un día Judiht, me preguntó ¿mamá puede venir Oriol a bañarse a la piscina?.

Aquella tarde de Julio, no recuerdo el día, estuvieron Judith y Oriol bañándose en la piscina y Judith antes de subir a casa le dijo a Oriol ¡Ori arréglate el pelo que estás muy despeinado!

Y me contó Judith después, que a pesar de estar muy tranquilo se puso un poco nervioso (se lo dijo a Judith cuando entró por la puerta).

Me saludó con una sonrisa, me causó muy buena impresión desde que lo vi y mis dudas sobre quien era el chico que iba con mi hija Judiht casi las 24h del día, que pasaban juntos, me tranquilizó bastante. Varias veces más llegué a hablar con él, cuando vino de París, muy contento y pudimos comentar algunas cosas sobre esa ciudad, pues me impresionó que un niño de 14 años se expresara como un adulto y pude ver su inteligencia, pero no lo he sabido hasta ahora después de su muerte, por desgracia, lo sumamente inteligente que era, aún no queriendo demostrarla por su sencillez como persona.

Siempre que se van de esta vida las personas, solemos hablar bien de ellas, pero es bien cierto que Oriol era una persona buena y con unos sentimientos muy profundos, porque me lo demostró, cuando un día al llegar Judith tarde por la noche, la reñí y la castigué. Al rato de llegar Judith a casa, Oriol me llamó, y con mucha educación me pidió varias veces que no riñera a Judith, porque él había tenido la culpa(*) de su retraso, como si de un adulto se tratara creándose su responsabilidad.

Bueno, para mí, como madre, las personas que quieran o hayan querido a mi hija yo también las quiero.

De todo corazón.
 
 

(*) Se equivocó de tren.